30 de noviembre de 2014

Somos humanos

Somos lascivos, rijosos, voluptuosos, lujuriosos, libidinosos, obscenos.
Somos humanos.

Somos golosos, glotones, zampones, insaciables, voraces, zampabollos.
Somos humanos.

Somos avariciosos, codiciosos, roñosos, egoístas, ambiciosos, tacaños.
Somos humanos.

Somos holgazanes, gandules, perezosos, dejados, vagos, descuidados.
Somos humanos.

Somos histéricos, irritables, coléricos, gruñones, irascibles, iracundos.
Somos humanos.

Somos celosos, envidiosos, recelosos, resentidos, peluseros, desconfiados.
Somos humanos.

Somos vanidosos, orgullosos, pedantes, petulantes, arrogantes, envidiosos.
Sí, somos humanos.

Por ello yo os digo que también somos inocentes, y somos humanos; somos moderados, y somos humanos; somos generosos, y somos humanos; somos diligentes, y somos humanos; somos serenos, y somos humanos; somos nobles, y somos humanos; somos modestos, y somos humanos.

Somos y dejaremos de ser, porque somos humanos.

24 de noviembre de 2014

Mundo gatuno

Caminando por la arena al lado del mar, ves los siete soles. Todos en el horizonte, uno es rojo y grande. Otros dos son amarillos y están unidos por una estela, casi se fusionan. Otros dos naranjas y uno verde y uno de un azul intenso. Todos lentamente, empiezan a esconderse en el horizonte.
Al fondo antes del mar abierto hay dos montañas con un nieve en sus pendientes, provocan sombras largas sobre el mar que tienes en frente. El agua del mar forma burbujas que flotan en el espacio. Se crean y se destruyen  juegan con poca luz que queda en esta playa.
Una de estas burbujas se forma justo al lado de tu zancada. La observas mientras asciende hasta elevarse por encima de tu cabeza. Se funde con otra. y cambia de rumbo. Oyes un ruido a tus espaldas, te giras y ves como un bandada de gatitos con alas que se acercan estrepitosamente. Comienzan a jugar con las masas de agua y las empujan hacia ti. Quieren mojarte, hoy ese es su objetivo. tu intentas esquivar el agua, sin éxito. Acabas empapado pero no te importa te ríes, es divertido. Sigues andando y los gatitos revolotean a tu alrededor.
 Te sientas en una roca y observar como acaban desapareciendo todos los soles, para dejar paso a la noche. Los gatitos se van posando a tu alrededor, juegan con el agua y entre ellos. Pero tú ya no eres el objetivo. Simplemente los observas mientras corretean, salta y juegan juntos.
Al cabo de un tiempo, acaba de desaparecer el último rayo de sol que se filtraba a través del agua.
 Y los gatitos comienzan a tener sueño. Se acurrucan a tu alrededor y comienzan a dormir. En algún momento abandonas tu forma humana te transformas en gatito y te acurrucas junto a los demás. Te duermes en ese mundo gatuno.

23 de noviembre de 2014

El no despertar de la eterna pesadilla

Despierto. Acabo de tener una pesadilla. Me levanto de la cama y voy a la cocina. Están mis padres. Les saludo, pero no no me responden. Me ignoran, como en mi pesadilla. Doy un golpe en la mesa y miran sin mirarme. De repente veo una niña en frente de mí y la recuerdo. Es mi hermana. Yo la maté. Me mira y me dice: "¿Es que no lo entiendes?". Yo la miro con lástima. "Lo siento, perdóname": la digo. Mi hermana muerta hace... 9 años, 13 días, 8 horas, 14 minutos, 38, 39 segundos, niega con la cabeza y se acerca a mí. Va a sacar un espejo. Lo sé. Ya he vivido esto antes. Me veo. Yo no tengo 17 años, tengo 8. "Estás muerta": me dice. Grito golpeo todo. Voy a mi cama decidida a dormir. Esto es otra pesadilla.

15 de noviembre de 2014

La grandeza de lo desconocido

Nota de la autora: 
Quizás esta historia sea difícil de comprender. Sobretodo si lo imagináis desde una perspectiva ajena a las pequeñas criaturillas protagonistas de la historia. A si que, os animo a que lo leáis tranquilamente, y desde la perspectiva del pequeño pueblo eboniano.


En lo más profundo y frondoso del bosque, había un pozo. Dentro del él, en sus aguas, flotaba una gran hoja de roble donde habitaban unos pequeños seres llamados ebonianos. Los ebonianos generaron una gran comunidad, se desarrollaron rápidamente y realizaron hallazgos increíbles y asombrosos. Un pequeño eboniano, llamado Colombín, fue el primero en pisar una tierra nueva a la que llamaron la Nueva Hoja. Otro pequeño eboniano, llamado Fernandín, descubrió que el mundo era plano y su límite eran unas paredes infranqueables que  formaban un círculo. Más tarde, un pequeño eboniano, llamado Neilín, cumplió el sueño de todo eboniano: llegar a pisar la gran superficie colgante a la que ellos llamaban Cubuna. Los ebonianos querían llegar más lejos. Querían llegar hasta el montón de hojas que se situaba encima de ellos. 

Sin embargo, llegaron a la conclusión de que estaba tan lejos, que en realidad lo que ellos veían no era realidad, si no un espejismo provocado por las hojas que se encontraban en el fondo del mundo. Más tarde, al ver que caían hojas al agua del mundo, se dieron cuenta de que esa teoría fallaba y no podía ser cierta. Asi que, desarrollaron otra. El universo estaba formado por un espacio cilíndrico -en cuyo fondo había un medio acuoso que era donde se situaban actualmente- y miles de hojas que muy lentamente se iban hundiendo en ese medio acuoso hasta reaparecer arriba del espacio cilíndrico y volver a caer en el medio acuoso. Siguieron pensando eso durante miles y miles de años ebonianos. Creían que esa era una teoría irrefutable. Sí, eso creían, porque un día vieron que la Cubuna se empezó a mover. El pueblo eboniano estalló en caos. “¡Es el fin del mundo!”: pensaban asustados. Cubuna cayó en el agua y arrastró a las hojas colonizadas por el pueblo eboniano hasta dentro de ella. Lentamente los ebonianos subidos en la Cubuna, fueron ascendiendo por el espacio cilíndrico hasta llegar a un espacio inmenso, lleno de cosas gigantes y desconocidas. Después, todo ese mundo fue cubierto por un enorme ser desconocido. El ser pareció fijarse en ellos. Cogió las hojas y las metió dentro de unos frascos. El pueblo eboniano estaba dividido. Unos pensaban que aquel ser era el Dios todopoderoso llamado Ebonio, mientras otros creían que aquel ser se trataba de un alienígena de otro mundo mucho más desarrollado, y algunos seguían creyendo que aquello se trataba del fin del mundo y que aquel ser solo les conduciría a su muerte. Todos los poderosos del pueblo eboniano se reunieron y decidieron que debían tratar de comunicarse con aquel ser, fuera quien fuera. 

Más tarde, cuando aquel ser abrió el frasco, los ebonianos usaron un dispositivo para amplificar enormemente el sonido y empezaron a hablar. “Hola ser”: dijeron. El ser parecía sorprendido. Sin embargo, dijo: “Hola”. Poco a poco los ebonianos fueron comunicándose con ese ser, que al parecer se llamaba Tomás, y pertenecía a la raza humana. Tomás respondió a todo lo que los ebonianos preguntaban. Les tuvo que repetir varias veces que en ningún momento tuvo la intención de matarlos, ni que era el Dios todo poderoso llamado Ebonio. Les explicó cómo estaba formado el universo y los pequeños ebonianos se quedaron sorprendidos de lo confundidos que estaban. Sin embargo, cuando les dijo que todo aquello terminaba al llegar al límite de una esfera que se expandía cada vez más, los ebonianos se rieron. Le dijeron que al igual que ellos creían que solo existía aquel espacio cilíndrico y estaban tan equivocados, el pueblo de Tomás también lo estaba, y que aquella parte que ellos consideraban finita, en realidad se trataba de una cosa pequeña que formaba parte de algo mucho más grande.

11 de noviembre de 2014

Sombras de la vida

Todo es sombrío en mi ciudad. Absolutamente todo.

Estoy en mi escritorio intentando estudiar. No puedo. Las sombras, están presentes, en cada esquina de esta habitación. Por mucha luz que ponga, nunca se irán del todo.
En el exterior, la lluvia repiquetea contra mi ventana. Distingo un cielo gris, oscuro, apagado. Apenas llega la luz solar al suelo. Toda mi ciudad tiene los mismos colores apagados y sin alegría. Podríamos decir que es gris. Todo es igual. Nada cambia.

De vez en cuando alguien diferente. Se reconoce quién es diferente. Camina animado. No siempre está sonriente, pero sonríe su alma que es lo importante. Sigo escuchando el repiqueteo de las gotas contra el cristal. Soy incapaz de concentrarme en mi tarea.

Decido dar una vuelta. Saco a pasear bajo la lluvia a mis temores, mis problemas y dolores. Bajo las escaleras. Sombrías y grises como el resto de elementos en esta realidad. Llego a la puerta grande de mi portal. Es negra como el carbón, con dos pequeñas ventanas semitransparentes. Apenas deja pasar la luz al interior del edificio. La abro y salgo a la calle. La lluvia me acompaña.
Comienzo a caminar hacia ninguna parte en especial. ¿Para qué protegerse de la lluvia? No es necesario, noto cada gota que cae sobre mi cuerpo, hasta que son tantas, que ya ni las siento. Me duele el alma. Es demasiado difícil de explicar. Me siento gris como el resto de mi ciudad. Yo antes era alegre. Ya se me fueron las ganas de serlo. Ya solo pienso en hacer lo que se espera de mi. Mi diversión, mi razón de vivir acabó aquel día. Ese día que no quiero recordar. Me sigue doliendo, no lo superé, ni lo superaré. 
Me quedo pensando, ya no tengo ninguna razón para vivir. Entonces ¿por qué sigo viviendo? Si mi dolor me ha arrebatado mi felicidad. Ya no quiero vivir, no quiero más sufrimiento.
Me paro en seco, en medio de esta larga avenida. Me siento en el suelo. Está mojado. Me da igual. Todo da igual.
Me tumbo en la acera. Siento el contacto del agua con mi piel. Comienzo a temblar.
Me quedo observando un charco de agua que se ha formado justo en frente de mí. Observo cada gota que cae en él.
Así me quedo, tumbada de lado, y me dejo morir bajo esta lluvia otoñal.

9 de noviembre de 2014

Perfecta imperfección

Que bellas son las imperfecciones, pues son ellas las que nos hacen perfectos. Son de ellas de las que nos enamoramos, pues yo os digo que es más fácil enamorarse de las imperfecciones de una persona que de las perfecciones de la otra. Son las imperfecciones las que al mejorarlas se hacen perfectas y nos diferencian. Una persona se hace perfecta cuando es capaz de mejorar sus imperfecciones dadas. Por tanto no amamos la perfección, si no lo que nos es dado.

7 de noviembre de 2014

Que aprendan

Sopla, viento, sopla.
Que todas las hojas aprendan a volar.
Que se desprendan de su vida pasada.
Que vuelen hacia la eternidad.
¿Qué es más divertido que eso?
Nada, no lo es nada.

Y que también aprendan a nadar,
así podrán llegar,
a través de agua a otro bello lugar.

Que aprendan a tener paciencia,
 por que sólo cuando sea la hora, empezarán a volar.

Que aprendan ayuden a los demás,
que cuando el viento no esté,
necesitarán la suya para volver a volar.

Que aprendan a vivir,
 será lo último que hagan en este mundo.

Que aprendan a aceptar la muerte,
para poder morir en la paz del ente.

Que aprendan, a fin y al cabo, a ser hojas.

6 de noviembre de 2014

El hombre que quería ser libre

Erase una vez, un hombre que pensó que no era libre. Pues siempre dependía de otros hombres y debía obedecerlos. Por ello, ese día pidió a los seres del más allá que le dejaran ser libre de los otros humanos. Un ser le escuchó e hizo realidad su deseo.Pasaron los días. El hombre ya era libre de de los demás seres humanos.
Pero un día, se dio cuenta de que la naturaleza lo controlaba, dependía de ella. Pues unos días llovía y debía refugiarse, y otros, hacía calor y debía aguantarse. Por ello, pidió a los seres del más allá ser libre de la naturaleza y no depender de ella. Un ser le escucho y le concedió su deseo.Ahora el hombre tampoco dependía de la naturaleza.
Sin embargo, los días fueron pasando, y el hombre se dio cuenta de que dependía de sus propios caprichos y sus vicios.Era controlado por cosas tan simples como la bebida y las drogas. El hombre pidió una vez más a los seres del más allá ser libre de sus propios vicios.
Y una vez más un ser le escuchó y cumplió su deseo. El hombre ya no dependía ni de los demás hombres, ni de la naturaleza, ni de sus vicios.
Los años fueron pasando y el hombre se dio cuenta de que, las personas a su alrededor envejecían y morían. El hombre quería ser libre de la muerte, del tiempo. Y así como las otras veces, pidió a los seres que le dejaran ser libre de la muerte. Un ser le escuchó e hizo realidad su deseo. Las manchas rojas afirmaron que el hombre ya era libre de la muerte.

2 de noviembre de 2014

Caminante

Adéntrate en el bosque. Sumérgete. Crea tu camino y no sigas a otros. Encuentra peligros y supéralos. Aprecia la belleza de lo que has hallado, no todos verán lo mismo que tú. Tropieza con más personas, y si coinciden contigo, entonces, guíalas, y déjate guiar. A veces el paseo es más bonito en compañía, pero no por ello debes desviarte de tu verdadera senda. Sigue caminando, hasta que estés cansado. Entonces cierra los ojos y descansa feliz. Por que has hecho tu camino.