13 de diciembre de 2015

Un lugar donde encontrar la libertad-1ª Parte

No veo nada, un trapo cubre mis ojos. Solo oigo ruidos: una puerta metálica que se abre, unos pasos.

-Camina- dice alguien a mis espaldas.

Me empujan. Doy un paso. Por un instante no siento el suelo bajo mis pies, pero termino aterrizando en él. Me dejo llevar por los empujones que me van dando. ¿A dónde me llevan? Después de caminar un rato oigo una llave, una puerta que rechina al abrirse. Entonces me quitan el trapo, me dan un empujón que me hace entrar en una habitación y cierran la puerta.

Hay dos camas, una de ellas ocupadas por un individuo vestido con ropas descosidas y sucias que se encuentra recostado mirando a la pared. Del techo cuelga una bombilla amarillenta que parpadea. En una esquina hay una especie de retrete sin tapa que desprende un asqueroso olor a vómito. Voy hacia la cama desocupada y me dejo caer. Los muelles chillan al sentir el peso de mi cuerpo.

El individuo parece percatarse de mi presencia. Se levanta de la cama y da unos pasos hacia mí hasta estar a un metro de distancia. Aprecio sus rasgos faciales: dos cicatrices le recorren la mejilla; su pelo, largo y seboso cae alborotado como una cascada sobre su cara; y sus ojos, exageradamente abiertos, se encuentran delineados por dos fuertes ojeras.

-¿De dónde eres?- me pregunta. Su voz es grave y áspera.
 -De Greenway- contesto.- Me atraparon y me separaron de mi hermano.- Hago una pausa.- Me llamo Charles- y al ver que no dice nada le pregunto:- ¿Sabes dónde estamos?
El individuo encoge los hombros.
-Lejos de Greenway- termina diciendo y se vuelve a recostar sobre su cama. Decido hacer lo mismo.

Pasa el tiempo. En un momento la bombilla se apaga. Supongo que ya es de noche. Al final me duermo.

Estoy en el salón, sentado en mi sillón. Las llamas del fuego iluminan media cara de las figuras del tablero de ajedrez. La otra se encuentra enmascarada por las sombras, sombras que continúan a lo largo del tablero, como una distorsión alargada de las figuritas. En frente de mí, en otro sillón, está mi hermano. Al igual que las figuras, el fuego solo le ilumina la mitad de su cara afilada.

 - Jaque- digo.

Veo como mi hermano clava sus ojos en mí, y con su mano izquierda agarra el alfil y sonríe. De repente, se oye un ruido en el pasillo. Un trote de pies. Instantes después aparecen personas vestidas de militares. Me agarran. Mi hermano pregunta qué está pasando. Me pongo histérico. Pataleo. Grito. Gritan.


6 de diciembre de 2015

Deliciosa inmortalidad

Crujen ramitas bajo mis pies
Un rastro de sangre es lo que ves.


Por mi  cuchillo gotas se deslizan.

En mi mirada tu muerte anunciada.
En mi mirada tu muerte reflejada.


Me rodeo de fría y deliciosa oscuridad
Mis labios dibujan una sonrisa.

El cuchillo se prepara para atacar.


En tierra yace tu cuerpo, 
tintado de escarlata.


De ese dulce vino se nutre la oscuridad.
Así alimento a mi eternidad.


Así logro mi inmortalidad.


28 de noviembre de 2015

Un reloj llamado tiempo •Capítulo 1•

Es un día nublado, en el cual la lluvia se vuelve un susurro constante en mis oídos. Espero sentada en un banco, al resguardo del mal tiempo, a un tren que me lleve lejos de aquí. Que me lleve a un lugar donde logre ser más feliz.
Estoy mirando el reloj de la estación y me doy cuenta de que los segundos no pasan. La manecilla gira. Da dos segundos e inesperadamente regresa a su posición inicial para volver a marcar aquellos dos segundos eternos.
Mis pensamientos comienzan a divagar. Comienzo a prestar atención a las gotas de agua que caen sobre las vías.

Llega el tren, me saca de mis pensamientos. Me levanto, y despierto a una mujer que tengo al lado, ella también estaba esperando este tren.
Nos dirigimos a la entrada donde ya se ha formado una pequeña acumulación de gente. Muestro mi billete y me deja pasar, me dirijo a mi vagón. Por suerte me ha tocado un sitio al lado de la ventana.
Pasa mucha gente por el pasillo central, pero nadie se detiene y se manifiesta como mi acompañante de viaje.
Arranca el tren.Como consecuencia, podemos decir que de forma definitiva no tengo acompañante en la primera parte del viaje. 
En la siguiente parada, algunas personas entran en mi vagón y una de ellas a mi lado.

Un simple "hola".

Una sonrisa tensa.

21 de noviembre de 2015

Parte

... de la verdad de todo esto. A veces suceden cosas, que son malas y te entristecen. Sabes que parte de la culpa es tuya, no entera, pero sí una pequeña parte. Eres consciente, y sabes un caso hipotético para que salga bien, pero no puedes compaginarlo con tu vida porque supondría prescindir de muchas otras cosas y el mal que provocaría sería peor. Por eso sólo la cumplirías en parte y el objetivo se lograría en parte.
Pensar esto es frustrante. Muy frustrante. Porque tienes un problema, todos los datos y las herramientas necesarias.Hasta tienes ganas, motivación para resolverlo. Pero no puedes resolver ese problema. No puedes, porque no sabes y nadie puede decirte eso.
Luego, con todo eso en la cabeza, llega alguien. Alguien que te aprecia y que no le gusta verte triste. Y al verte y tú decirle que estás triste, trata de animarte. Estas personas hacen discursos, algunas veces llegan a ser tediosos. Su intención es buena, pero al final, te parece más un discurso para el mismo, más que para alegrarte a ti y hacerte sonreír.
En este discurso te suelen decir lo que ya sabes. Donde está el fallo (en ti) por si no te habías dado cuenta. Luego, maneras de solucionarlo (en las cuales tú también has pensado). Pero en conclusión acaban llegando a la misma que tú llegaste antes. Y entonces hay que decirles que eso es un caso imposible. Lo entienden, y algunas veces, aunque subrayo que todo lo hacen con buena intención, se les ocurre decir pues acepta que no puedes y punto, es un " ríndete" suave, inconsciente y doloroso. Lo dicen porque, al igual que tú, ellos tampoco ven una solución, pero como quieren animarte dicen una salida que ven al problema, que es dejarla pasar. Rendirse nunca se debería considerar solución. Abandonar no es una solución.
De estas personas podemos decir que no son buenas haciendo discursos y aquí va un consejo para ellas, de vuestra parte: "a veces no se necesitan palabras para arreglar problemas. Ni encontrar soluciones a otros. Porque si el problema es del interior. Solo compartiendo el silencio y un simple abrazo el interior se cura. No preguntéis porqué, pero es así. Muchas veces sólo una expresión de cariño, y ella sin ninguna otra cosa, es capaz de solucionar problemas grandes como el mundo. Es más, se podría decir que soluciona mundos. Mundos interiores, individuales y dependientes del exterior. Quizá para calmar una ruidosa tormenta, no hagan falta más voces, más sonidos. Sino una silenciosa demostración de amor".

16 de noviembre de 2015

A cada minuto te extraño

Cuando extrañas a alguien, suele pasar que piensas más en él. Pero cuando lo amas y lo extrañas, entonces a cada minuto que pasa has ideado una vida con él.
Cada minuto que pasa ha sido para ti otra hora de espera interminable.
Cada minuto que pasa, piensas que quizá por no estar ahí con él ahora, ya no quiera estar contigo.
Cada minuto un mundo eterno y sin desenlace que acaba concluyendo con un: te extraño.

Pero también pienso que, a lo mejor, tú también me extrañas. Que para ti también se esté haciendo eterno.
Quizá y sólo quizá hayas pensado también esto que estoy escribiendo.

Y aunque te extrañe y esté medio triste, cuando vuelvas solo verás en mí, alegría. La que quiero encontrar en ti, porque sólo quiero verte sonreír, por siempre. En fin, ser feliz.

Maldito mundo ¿no podrías haber hecho todos los continentes uno?
Maldito universo que en tu origen creaste inmensos espacios junto con el tiempo.
Maldito mar y su distancia, ¿Por qué no hemos desarrollamos branquias?

Juntos. Juntos y felices. Así somos en mis sueños. Quiero, quiero congelar el tiempo, coger un avión y volar hasta tu hogar. O quizá simplemente despertar de este sueño y descubrir que me dormí pegada a ti, en un abrazo.
Sé que se cumplirá. Algún día llegaré o llegarás. Y en ese momento, el resto dará igual. Lo prometo. Prometo que llegaré.
Te amo.

14 de noviembre de 2015

La bota del delfín

Erase una vez, un delfín que vivía en un mar lleno de corales. Él solo conocía a pececitos que eran muy pequeños y muy tontos. Pero el delfín quería tener compañía de su especie y de su intelecto. 
Un día el delfín se encontró una bota. Una bota multicolor con pequeñas estrellas de mar como hebilla. Y brillaba, brillaba mucho. Tanto que no pudo resistirse tocarla, recogerla y llevársela a su casa.
Pero por las noches la bota temblaba y el delfín no sabía por qué. La llevó al médico y este le dijo que necesitaba una planta mágica para curar a la botita hermosa. Le dijo donde se encontraba y el delfín fue a buscarla.
Aquella planta estaba en otro planeta en un planeta donde había mucha más agua. Nuestro delfín llegó al planeta y trató de encontrara a alguien que le enseñase por donde podría encontrar la planta. Pero no vio a nadie. Aquel lugar estaba vacío. Entonces dio vueltas al planeta. Y vueltas y más vueltas
Hasta que al fin, tras un larga búsqueda y medio planeta recorrido, la encontró. Puso la planta en la bota y fue entonces, cuando sucedió la magia. Todos los colores de la bota se despegaron y cada uno tomó la forma de un lindo delfín. Cada delfín era de un color del arcoíris. Y todos nadaban reían y lo llenaban todo de felicidad. Además, aquel resplandor tan potente de la bota partió hacia otro lugar de la galaxia. 
Entonces supieron que había más como ellos y que deberían salvarlos de su encierro. Y partió nuestro delfín, esta vez en compañía, en busca de aventuras. En busca de la felicidad.

Gracias a Hikachy por ayudarme y apoyarme al escribir este cuento. No habría quedado igual de risueño sin ella.

7 de noviembre de 2015

Supérate

Cierra los ojos, imagina.
¿Qué ves? Nada, no ves nada. es todo como una pantalla negra. De pronto parece un punto blanco en el medio de esta pantalla. Se acerca, poco a poco comienzas a distinguir lo que es. Es una ventana. Te acercas a ella. Te asomas y miras. Estas en una montaña. Una montaña totalmente nevada. casi al borde del abismo. Pero hay un pequeño camino debajo de la ventana. te bajas en él. La capa de nieve que pisas no es muy gruesa así que caminas sin dificultad. Observas el paisaje a tu alrededor. Apenas ves el valle que hay al final de este precipicio. Distingues otras montañas que rodean a la tuya. Sigues mirando cada detalle de tu entorno. Una cabaña a lo lejos. ves caminos que suben aquellas montañas. Ves águilas que pasan por encima de las cumbres.
De pronto,tu atención se centra en un puente que esta a tu izquierda. un puente hecho con madera y con cuerdas. Parece frágil. ¿Lo atraviesas? ¡Vamos! En realidad te apetece atravesarlo. Pero... ¿tienes miedo de que se rompa? Quítate ese miedo, suprímelo de tu conciencia. En este mundo no existe tal cosa. En este mundo, no existen límites para nuestros objetivos y nuestras capacidades.
Con esta nueva perspectiva cruzas el puente. Está en perfectas condiciones, no iba a romperse. Venciste tu miedo y ahora ves lo absurdo que era tener ese miedo. Por ello te siente bien contigo, y sigues caminando hacia otra colina. Otro mundo. Otro obstáculo. Otro reto. Poco a poco lo que te rodea se hace más pequeño ante ti. comienza a alejarse. Entras el una dimensión de oscuridad. Las colinas, el puente, la cabaña. Todo se aleja y se convierte en un punto lejano. Se vuelve blanco hasta al final desaparecer. Todo a quedado oscuro.
Abre los ojos.


3 de noviembre de 2015

Escribir por escribir

Miro al cielo y veo  nubes.
Nubes, esa son la causa de que mi conexión vaya tan mal.
Mal, una palabra que tiene treinta letras.
Letras, la base de las matemáticas.
Matemáticas, eso que usamos para cocinar.
Cocinar, animal con mucho pelo pero ágil como una escoba.
Escoba, es el arma más importante de los saturnianos.
Saturnianos, gomitas con nombres de tapacubos.
Tapacubos, esferas con el poder de parar el tiempo.
Tiempo, lo que los humanos perciben como vida.
Vida, eso que se le da a los seres vivos.
Seres vivos, los hay de muchos tipos como las regaderas.
Regadera, tapiz que sirve para dormir.
Dormir, placer de dioses.
Dioses, aquellos que se dan cuenta de todo lo que les rodea.
Rodea, rodeo al masculino.
Masculino, lo opuesto a desierto.
Desierto, eso que todos deseamos en nuestro teléfono.
Teléfono, eso que es prescindible en la sociedad de hoy.
Hoy, es en realidad ayer.
Ayer, será el día en el cual los pájaros migran por ser otoño.
Otoño, esa estación del año que siempre llega tarde a las reuniones.
Reuniones, citas con la muerte.
Muerte, objeto que todos temen aún siendo de terciopelo.
Terciopelo, lápiz de tinta musical que sirve para arreglar ordenadores.
Ordenador, aquello que nos atiende en los restaurante.
Restaurante, ese conjunto de cosas que nunca sabes definir.
Definir, es algo que se le da bien a la marmota.
Marmota, aquel azulejo que solo yo miro.
Miro, miro al cielo y veo nubes...

31 de octubre de 2015

Estrella Fugaz

Cantando y mirando al cielo, vi una estrella fugaz. Eso me hizo saber que en algún lugar tú la hiciste brillar. Y por eso pedí un deseo. Por mi. Por ti. Por todos. Mi deseo, pedido y solo esperando a su cumplimiento.
Al día siguiente despierto, y me encuentro con un cielo rojo rubí, como si hubiesen molido hojas de amapolas y las hubiesen espolvoreado por el cielo. Mi deseo: ser feliz junto a ti. Y junto a ello la felicidad de toda la humanidad. ¡Oh deseo envenenado! ¿por qué no pude pedir otro? La felicidad humana. ¡Qué estúpida fui! Tú siendo mi astro, mi estrella, mi sol. Y cada uno con su estrella al la cual querer y adorar. Por mi culpa todas las estrellas se acercaron a la tierra hasta estar tan próximas que quemaron su superficie. 

Desesperada, salgo a la luz de los millones de soles. 

Mis lágrimas no existen.

Mis deseos, están malditos.

Y tú, mi vida estás junto a aquellos que me iluminan.

Por eso, me tumbo en el suelo abrasado y dejo que me lleven junto a ti.

11 de octubre de 2015

Solo letras



Perdido entre las dunas del desierto, andando sin rumbo, sin nada más que yo y mi cuerpo. Pasan las horas, cae la noche y veo el cielo. Miles de estrellas parpadeantes están sobre mi y me siento infinítamente pequeño. Entonces una parece brillar más que las demás y decido seguirla. Me siento estúpido, es como si estuviese siguiendo una brújula escacharrada que no señala al norte, pero da igual, pues ya estoy perdido. Pasa el tiempo, viajo por las noches siguiendo esa estrella y no se por qué todavía no he muerto de sed y hambre. Cada día siento mis piernas más agarrotadas y cansadas, mi boca seca como una piedra y mi mente, bueno, de momento la conservo. El tiempo sigue su curso, a veces me gusta escuchar el tic-tac de las agujas del reloj de pulsera que llevo, y eso que antes odiaba ver cómo transcurrían los minutos y segundos, haciéndome vivir regido por ellos. O tal vez no. ¿Qué recuerdo? No recuerdo nada, solo recuerdo esto, este desierto. En ese momento me doy cuenta de que no sé quién soy. ¿Quién soy? ¿Qué hacía antes? ¿Cómo me llamo? De repente me acuerdo, solo soy una creación y mi único papel en esta vida es terminar esta historia. Ahora veo todo diferente, el desierto, las estrellas, mi cuerpo, solo son letras. Me agobio al pensar que solo soy eso. Un ser insignificante, más insignificante que cuando me sentí pequeño bajo las estrellas, sin ningún valor, sin mente, pues todo lo que pienso es fruto de lo que me hacen pensar, no, no soy nada. Decido dar patadas a este mundo, derrumbando de esta forma las arenas del desierto, las estrellas, mi yo, y de esta forma, esta historia.

3 de octubre de 2015

Vivir soñando

En aquel lugar donde las pequeñas coloridas mariposas arrancan los ojos de los feroces leones, masticándolos, saboreando su dulce sangre roja, engulléndolos.

Allí donde los arrodillaros alzaron un día sus caras con valor, el fuego ya no quema sus cuerpos con dolor, sino que alienta los latidos de su corazón.

Los piratas cantan, navegando a los cuatro vientos, gritando y luchando, alzando sus espadas con honor, con la libertad siempre puesta a su favor.

Donde el dolor es inexistente, pues las bellas criaturas de las más profundas cavernas del averno lo erradican sin compasión.

Donde no existe el olvido, ni los intentos de ello, pues los recuerdos constituyen los tesoros más valiosos y preciados de todos los seres, tanto de los que viven, como de los que ya lo hicieron.

Allí, en aquel lugar donde estar despierta signifique seguir soñando, mi ser se dividirá en dos, y mi alma, en ambos entes presente, se librará de seguir despertando.

30 de septiembre de 2015

Mar de amor

Odio cada kilómetro,
cada metro, cada centímetro
y cada milímetro que me aleja de ti.

Porque estamos destinados a ser uno,
un solo ente. Juntos, pegados para siempre.
Juntos y libres.
Juntos y completos.
Completos con el otro.
En un mar infinito.
Un mar de amor.
Un amor infinito.

Ese es nuestro amor.

26 de agosto de 2015

El mundo real

Mundanas personas del mundo, que se quedan en él sin atreverse a ir más allá. Salid de vuestras casas, y empezad a caminar.
Aprended del ciego, que es capaz de ver sin mirar.
Acordaos de vuestros ancianos. Sus recuerdos irán a la tumba con ellos, pero tened en cuenta que todo lo que sois, será por todo lo que han sido.
Acercaos al pobre y comprended que no hay moneda alguna que pueda comprar una sonrisa.
Jugad con los niños y nadad por el divertido caos de sus ideas.
Vivid en el verdadero mundo, no os dejéis engañar. Y a aquellos que piensen que estéis locos decidles: ¡Qué feliz vive el loco en su dulce y loca realidad!

2 de agosto de 2015

Dos vidas


<<En sus ojos reside la magia.>> Arthur Symons
Jane, era una chica que acababa de salir de la universidad, y comenzó a buscar empleo. Encontró uno, pero no le estaba sirviendo para abastecer su día a día y Jane no es precisamente consumista. Un día le muestran un invento que permitía duplicar personas. Eso podría servirle para llegar a final de mes.
Desde hace un tiempo encontró otro trabajo, pero que debía cumplir al mismo tiempo que el anterior, y puso en marcha el invento. A su doble la llamó Jenny y la vistió de manera diferente a Jane.

Un día.

Me despierto, soy Jane, y hoy es otro día cualquiera, me ducho, me preparo el desayuno. Luego activo la máquina. Tendré que cerrar los ojos, nunca podré verme a los ojos a mi misma, es decir, a mi doble. solo tengo que cumplir esa regla y todo saldrá bien.

Pulso el botón. Aparece Jenny. Cierro los ojos. Ella está delante de mi, No lo veo. Lo sé.
Me materializo, soy Jenny, Abro los ojos. Jane está detrás de mi. No lo veo. Lo sé.

Me dirijo a recoger la cocina, ya puedo abrir los ojos. Unos minutos más tarde Jenny sale de casa.
Me dirijo a cambiarme y arreglarme. En unos minutos estoy lista. Y en ese momento salgo de casa.

Ahora soy yo la que me arreglo, y salgo de de casa cinco minutos después que Jenny.
Me dirijo a la parada de autobús, está a cinco minutos de casa. llego dos minutos antes que el bus.

Me dirijo a mi coche y enseguida estoy de camino a mi trabajo. Se encuentra en la calle 4 Norte.
Llega el bús, me subo. Llegaré puntual a mi trabajo, el cual se encuentra en la calle 4 Norte.

Trabajo en el The New's Studio. enfrente del edificio Eterion, Sin embargo, dirijo mi coche hacia el
Trabajo en Eterion, enfrente de la empresa The New's Studio. El bus me deposita en una calle lateral

Eterion. Ahí es donde tengo una plaza de aparcamiento asegurada. Solo tengo que cruzar la calle.
del lado del edificio de The New's Studio, y para llegar a Eterion tengo que cruzar la calle.

Aparco el coche en el aparcamiento subterráneo luego andando llego hasta la superficie.
Camino hasta la Avenida 4 Norte esta abarrotada de gente, y muy transitada por coches.

El paso de peatones que debo cruzar esta en rojo, Me paro en frente, miro al suelo y espero. 
Dirijo mis pasos hasta el paso de peatones, y como tantas personas espero a que se ponga en verde.

Al fin los coches frenan. Cruzo por mi derecha. Tengo que evitar a Jenny sé que viene de enfrente.
La señal verde se acciona. Cruzo por mi derecha. Tengo que evitar a Jane que viene del otro lado.

Llego al The New's Studio y comienzo mi jornada de trabajo.
Ya en el Eterion me dirijo a mi puesto de trabajo.

Al final de la jornada, ya vuelvo a mi coche, de repente me llaman. tengo que volver a la oficina.
Acabé de trabajar. Me dirijo a la parada. Me percato de que no tengo mi cartera, momento de pánico.

Tengo que esperar a que se ponga en verde. Estoy hablando por teléfono, de lo que tengo que hacer.
Están a punto de cerrar las puertas a los trabajadores me hará falta correr para asegurarme de llegar a tiempo.

Quiero acabar cuanto antes. Cruzo a paso rápido y sin fijarme mucho por donde ando.
Doblo la esquina a la carrera. Está en verde. Acelero. Hay mucha gente, la sorteo como puedo.

Ya casi llegué a las puertas de TN's. De pronto me choco caigo al suelo.
En una de esas calculo mal, me choco sin poder evitarlo y caigo al suelo.

Vuelvo a la realidad y miro a los ojos de con quien colisioné
Me centro en la realidad y miro a los ojos de con quien colisioné.

Soy yo. ¿Cómo es posible? Lentamente, me comienzo a convertir en polvo.
Soy yo. ¿Cómo es posible? Lentamente, me comienzo a convertir en polvo.

El semáforo se pone en verde para los coches. Estos arrancan y se alejan de aquel paso de peatones sin percatarse de una pequeña nube de polvo que se elevó en el aire a causa de sus motores.

30 de julio de 2015

Castillos de arena

Con arena hice un castillo,
las olas del mar engulleron sus almenas,
y yo con mi pala reconstruí sus murallas.

Con fervor hice un castillo,
los pies de un niño aplastaron sus torres,
y yo con mis manos reconstruí sus adarves.

Con porfía hice un castillo,
los días pasaron olvidando sus esquinas,
y yo con nostalgia reconstruyo sus rincones.

10 de julio de 2015

Cuando mis sueños sean normales...

Estoy en clase, mañana tengo examen de matemáticas. Mientras estudio me van surgiendo dudas y las voy consultando a mi compañero. Él es pro en esto y me sabe aclarar todas las dudas que tengo.
Se acaba la clase, recojo rápidamente y me dirijo a la puerta que me libera me deja huir del colegio.
En el trayecto me intercepta mi amiga Elena y juntas seguimos hacia la salida. Está muy entusiasmada y yo le pregunto el motivo. Ella me responde:
- ¡Por fin encontré lo que buscaba! Voy a hacer un curso que me dará un nivel muy alto, altísimo. Se llama The Origin y durará dos años. ¡Dos años! ¡Eso es poquísimo tiempo!
Sigue contándome durante todo el trayecto a la casa de su instructor. De todo lo que me cuenta en apenas minutos consigo retener lo siguiente: ese curso, que tanto le apasiona, es para diseñar y estructurar planetas y más adelante crear planetas y todos sus satélites. Aunque aunque eso último, ya un nivel muy avanzado. Pero con ese curso iba a ser capaz de todo realizar todas esas actividades sin problema.
Por el cielo pasan naves grandes de carga al estilo de Star Wars con pequeñas naves que revoloteaban alrededor. La mitad del firmamento muestra una puesta de sol y la otra mitad una noche estrellada que desvela todos los detalles del universo exterior.La línea divisoria es fina, casi invisible.
Ya estamos llegando a su primera clase de ese curso de diseño planetario (o también llamado The Origin). Cuando llegamos un hombre le da la bienvenida. Elena me pide que la acompañe. Yo acepto. La apariencia de su profesor denota que su juventud está lejana. Sin embargo, está en plena forma, ya que, nos lleva por una montaña escarpada que hay detrás de su casa hasta una cueva. Ahí me pide que me detenga que el interior es reservado para los que quieran aprender este arte. Yo lo acepto. Y comienzo a bajar de nuevo hasta la casa de campo de este hombre. Cuando llego a la puerta delantera, un coche se para delante de mí. De él salen un padre y un hijo que se supone que conozco. Me dicen que me llevan a no sé muy bien que sitio. Me meto en el coche, y me llevan por una calle. Es de noche, todo está cerrado. entre los coches aparcados veo perros. Pastores alemanes para ser más exactos. Esa calle está plagada de ellos. En una glorieta vemos uno que está sobre sus patas traseras. Inmóvil, como si de una estatua se tratase. Más adelante veo mapaches muchos mapaches. Uno de ellos tiene la cola tan larga como una serpiente. otro mapache que veo entre todos, es blanco con las rayas en la horizontal y no en la vertical como los demás. Nos alejamos de esa calle. Y me dejan en un lugar donde me encuentro con más gente de mi edad. Saludo a todo el mundo y nos dirigimos a un lugar donde guardan los caballos. ¡Eso es! Vine aquí para hacer equitación. Ahora lo recuerdo todo. En un momento, veo un caballo, con orejas de burro y cuello similar al de una llama. Pero se diferencia en su tamaño. Es grande como un elefante. Distingo una montura en su espalda. El suelo que pisa se encuentra muy por debajo del nuestro de tal forma que esta montura está a unos metros por debajo de nuestros pies. En ese momento me siento pequeña. Encamino mis pasos hacia esa bestia. Una chica rubia también lo ha visto. Decidimos  subirnos a la montura juntas. La bestia está caminando. Justo cuando pasa por delante nuestra, cogemos carrerilla y saltamos.
Cuando estamos encima comenzamos ha hacernos fotos. De pronto nos damos cuenta que los agarres de la montura están sueltos (casualmente es un agarre de velcro) . A la velocidad que corre este bicho seguro que nos caeremos.
De forma sincronizada la chica rubia y yo nos lanzamos al vacío. Cada una de un lado diferente de la montura. En nuestra caída nos adherimos cada una al agarre que está de su lado y con el impulso de la caída lo tomamos como liana para llegar al vientre del animal. Ella llega primero, por la derecha y apenas un segundo más tarde llego yo con la otra parte del velcro. Y los unimos de pura casualidad.
Milagrosamente funciona y la montura queda atada de nuevo. Trepamos cada una por nuestro lado y volvemos a la parte alta de la montura donde nos quedamos observando el horizonte. Poco a poco nos adentramos en un desierto. Me despierto.

No soy escritora soy Mawin, y este es mi sueño.

29 de marzo de 2015

A la dichosa rosquilla

Maldito sea el sabor que otorgas a mi boca,
que de tal dulce desdicha se empalaga.

Maldita sea la dichosa cumbre de nieve que adorna
tus montañas, donde habita la bruja más malvada.

Maldita sea tu hermana la espuma,
que de entre las olas sale y te azota.
Más, qué sería el mar sin ella,
sino el agua que se lleva los restos de tu causa.

Maldita seas, maldita, que lo que antaño fue dulce,
luego se hace bola y engorda.

16 de marzo de 2015

La historia más importante

Mi mundo un papel, y mi cuerpo, la pluma con la que escribo, escribí y escribiré, hasta el día de mi muerte, la que considero la más importante de todas mis historias: la historia de mi vida.

Una historia que escribiré, y de la que además seré protagonista, y por la que, por la naturaleza que me ha sido otorgada, nunca podré borrar ni cambiar, pues soy de entidad humana y no divina. Por ello, como es imborrable todo lo que escriba, prefiero tener todo mi pasado presente en todo lo que hago y haga, hasta el último de mis días.

De mi depende de que cuando ese día llegue y me detenga a leer todo lo que haya escrito, considere de mi obra una bazofia, un aburrimiento y una completa pérdida de tiempo. O por el contrario, que quede satisfecha de todas las aventuras que haya vivido, de todos los objetivos y sueños que haya cumplido, de todas las sorpresas que haya encontrado por el camino que haya recorrido al perderme para encontrarme en el mundo de la vida, y que al poner el punto y final a la historia, no quede más satisfecha y orgullosa que con ninguna otra.

11 de marzo de 2015

La puerta

Estaba muy callada cuando vino su hermana. Llevaba así desde la mañana y no dejaba de mirar esa puerta cada vez que pasaba por delante de ella. ¿Qué habría detrás? Su madre le tenía prohibido mirar a dentro. Y cada vez que nombraba esa estancia su madre se ponía nerviosa. Además, para asegurarse de que nadie abriese esa puerta su madre guardaba una llave que abría tal puerta.

Una vez, consiguió la llave y decidió averiguar el secreto que escondía esa puerta. Pero cuando se disponía a abrirla, su madre aparecida de la nada, la frenó y ella soltó la llave y se fue corriendo a su cuarto.

Cada vez que pasa por delante, oye gritos lejanos y agonizantes, susurros, vientos que sisean y alguna vez le pareció escuchar sonidos de pasos. La última vez que los oyó eran lejanos y llevaban un ritmo lento y pausado. De pronto, aquellos pasos aceleraron su frecuencia. Alguien estaba corriendo dentro de esa habitación. Se oían cada vez más cercanos, se estaban acercando a la puerta. Oyó el ruido del pomo al girarse. Pero luego, en vez de abrirse la puerta, todo se quedó en silencio. Ella se acercó a la puerta. Pegó su cuerpo a ella y su oreja izquierda. Luego, dijo “¿hola?”.
La puerta tembló. 
Se apagaron las luces.
Sintió un aire frío.
Oyó un cristal roto detrás de ella, a la altura de su nuca.
Una presencia.
En medio del pasillo en penumbra.
Se giró.
Nadie.
Súbitamente, apareció una sensación de calidez y se desvaneció la impresión de que un ser incorpóreo se encontraba a sus espaldas. Sin pensar ni un segundo más en ello, se dirigió a reactivar la corriente. Mientras caminaba comenzó a sentir pequeños, puntiagudos y cortantes relieves bajo sus pies. A cada paso que daba sonaba un cristal clavándose en su piel, lo cual le provocaba dolores insoportables en las plantas de los pies. Estaba todo oscuro, No veía el suelo así que, no tenía forma alguna de evitar aquellos cristales. Además, daba la impresión de que no hubiese un centímetro de suelo libre de esos cristales infernales. Por ello, siguió caminado, a pesar de su dolor.

Por fin llegó al interruptor general, lo accionó y todas las luces volvieron a la vida. Sentía como si le sangrasen los pies. Los miró y para su sorpresa estaban intactos. Echó una mirada furtiva al suelo el cual estaba reluciente y llano.
Al fin un día su madre se ausentó olvidándose la llave en casa. En cuanto se cerró la puerta, ella acudió al salón y tomó la llave que se encontraba encima de un mueble.
Se dispuso a descubrir lo que escondía aquella puerta.


La abrió. Su interior le sorprendió.
Sintió terror, pavor. 
Pero dio dos pasos y la puerta se la tragó para siempre. 

24 de febrero de 2015

¿Un sueño más?

Estaba en medio de la plaza, de pie. Acababa de perderme en esta ciudad. Me resultó imposible encontrar a mi grupo. Me dirigí a una de las calles, una que tiene el suelo teñido de rojo. No los vi. ¿Cuándo se darían cuenta de que no estoy?
Lo lógico, en aquel momento, hubiese sido volver al punto en el que había perdido al grupo. Sin embargo, me dirigí a una calle lateral. Menos abarrotada de gente. Seguí caminando por esta calle, luego por otra, y más tarde por otra... no sé lo que me impulsó a hacerlo pero mi cuerpo se movía de forma inconsciente, alejándome de mi punto de partida.
Creo que si en ese momento hubiera intentado regresar no lo habría conseguido por el simple hecho de que, no sabía cómo había llegado hasta ahí.
Llegué a una zona de la ciudad que apenas estaba transitada. Era una zona residencial. La gente caminaba en silencio.
Sin previo aviso, mi cuerpo siguió caminando solo. Sentí cómo avanzar, de forma regular e inconsciente. Cuando me quise dar cuenta mi cuerpo ya no  me respondía. ¡Estaba atrapada! Mi cuerpo a dejó de responder a las órdenes que dictaba mi cerebro.
Seguí caminando, mejor dicho, mi cuerpo siguió caminando. Todos mis esfuerzos por frenarme fueron en vano. Ni siquiera podía girar la cabeza.
De pronto, vi algunos de los rostros de los paseantes. Un rostro pálido, sin ojos, en su lugar dos manchas negras. Me crucé de frente con uno de esos seres, ya no estaba segura de que fuesen humanos. Y me fijé mejor, esas manchas en realidad eran cuencas oculares sin glóbulos oculares que las rellenasen. En algunas partes de la cara tenían pellejos de carne arrancada. En otros se les veían los músculos de la mandíbula tensos.
Todos actuaban con normalidad, hasta que uno de ellos se giró y me miró, con sus cuencas vacías. Fue un mirada carente de emoción de forma aparente pero intensa, estaba llena de odio y desprecio, se lo aseguro, esas cuencas vacías expresaban algo.
El hecho de no tener ojos no le impidió observarme y analizarme detenidamente. De pronto, me señaló, como alertando al resto de que yo era diferente. Y los otros paseantes se giraron, como respondiendo a una llamada silenciosa.
Veo ante mí una multitud de rostros inexpresivos y apagados. Rostros de muertos.
Muertos eso es. Esos movimientos que parecía que se iban a desmoronar en cualquier momento, las vestimentas deshilachadas y llenas de polvo. Sin duda alguna, eran muertos. Comienzan a caminar hacia mí. Y mi cuerpo en esa ocasión, se quedó quieto. Los estaba esperando.
Me debatí con todas mis fuerzas e intenté retomar el control de mi cuerpo. No lo conseguí. Si  hubiese tenido control de mi cuerpo, en ese instante, estaría intentando recuperar el aire después de un gran esfuerzo. Me sentí como si hubiese hecho ese gran esfuerzo, sin embargo, mi cuerpo seguía respirando de forma regular, y pausada. Seguí forcejeando. Se acercaban. Seguí intentando zafarme de estas redes invisibles.Se acercaban. Sigo intentándolo. Se acercaban.
A los dos minutos, ya me encontré al alcance de uno de ellos. Estiró su brazo. Lentamente, sin ninguna prisa, como si supiese que mi cuerpo quieto, me mantenía firme en contra de mi voluntad.
Su brazo se dirigió a mi muñeca. Vi como, poco a poco iba realizando el movimiento. Intenté zafarme de su mano. Y como siempre, sin éxito. Más muertos llegaron a mi alcance. Estaba a su merced completamente. otros empezaron su lento proceso de levantar sus brazos hacia mí.
El primero, estaba a punto de llegar a su objetivo. Vi como recorría los últimos centímetros hasta agarrar mi mano. Lentamente, se la llevó a la boca y me mordió. Una fina línea roja apareció en mi mano. Comenzó a salir sangre de la fisura.  Sentí un dolor agudo. Al cabo de un rato, uno me agarró y me pegó un mordisco en el cuello. En ese momento, comencé a perder la conciencia, como si todo se volviese lejano. Me estaba desmayando. Pero mi cuerpo siguió en su sitio sin moverse, de pie. Se apagó una luz. Y todo quedó negro. Hasta ahí recuerdo. Luego, nada.

Abrí los ojos.
Mi grupo, los encontré. Nadie me pregunta donde estaba. Como si nunca me hubiese perdido. ¿Habría sido un sueño? Estábamos en la misma plaza en la que me perdí. Busco la calle por la que me metí al principio, pero no la encuentro.
No volví a encontrar el asfalto rojo. Busqué con la mirada algún rastro rojizo, y lo encontré, pero no estaba en el suelo, estaba en mi mano.

11 de febrero de 2015

Adiós Tierra

Canta al sol, admira a la luna, venera al mar, cuida los bosques. Esto pensaba yo, mientras reposaba a orillas del mar.

Recuerdo tiempo pasados, en los que había bosques verdes. Los humanos, su avaricia, y sus deseos egoístas destruyeron los bosques poco a poco, sin preocuparse  del futuro.
También recuerdo el sol brillante en el cielo. Y cuando levantaba la vista hacia él deslumbraba y al final  apartaba la vista. El sol también fue arrebatado por el ser humano. Con su contaminación, y su poco interés por frenarla, provocaron un daño irreparable en el sol. Fue culpa de su egoísmo personal, lo justificaban con su economía.
Recuerdo el mar fresco y revoltoso, en el cual se podía vivir, divertirse, viajar. Y también refrescarnos, cuando hacía demasiado calor. Los humanos también nos quitaron esto, ya que calentó el hielo y lo derritió y siguió calentándolo y el mar se convirtió en un agua caliente y agobiante.
Mi familia y yo sobrevivimos un largo tiempo. Pero las condiciones extremas que impusieron los humanos causaron nuestro lento proceso de extinción.

Desaparecieron los bosques. El sol se escondió detrás de las nubes de polvo. También desapareció la frescura de los mares.

Soy la última en mi especie, y ya no puedo más. Moriré dentro de poco, ya no hay marcha atrás. Los humanos dieron a mi especie el nombre de delfín. Así que, supongo que soy el último delfín de la tierra.


4 de enero de 2015

La luz de la bombilla

Un señor acababa de salir de trabajar. Se dispuso a recorrer el camino que llevaba hasta la parada de autobús. Hacía muchos años que llevaba haciendo ese recorrido, sin embargo, nunca se cansaba de él. En cuanto salía de su oficina, un puesto de flores llenaba de color la calle. Decenas de rosas, tulipanes, crisantemos, lirios y claveles se erguían esbeltas en sus respectivos floreros. El señor continuó caminando hasta llegar a una esquina donde una pastelería abría el estómago a cualquiera que pasara por allí. Un olor que hacía que los niños se quedaran estampados en el escaparate babeando al observar los deliciosos bollos y pasteles que este lucía, y que los adultos pusieran una sonrisa tonta al recordar el buen sabor de los dulces de las antiguas pastelerías. Giró en la esquina y caminó calle abajo hasta llegar a una cafetería, donde tres amables camareros atendían a la gente con una gran sonrisa en su rostro y la gente sonreía complacida del buen sabor del humeante café que los camareros les servían. Continuó bajando hasta llegar a un semáforo, en el cual unos músicos te alegraban la espera tocando unas magníficas canciones de jazz. El señor les dejo unas monedas y después prosiguió su camino cruzando el semáforo. A continuación bajó hasta llegar a la parada de autobús. A su lado, una vieja farola emitía una débil y triste luz. El señor se quedó observando la farola y se fijó en una polilla que volaba en torno a la luz que esta proyectaba. Pensó en por qué de todas las cosas bonitas y alegres repletas de magníficas luces, colores, olores y sonidos que había en ese camino la polilla tenía que adorar aquella vieja y triste farola. Entonces el autobús llegó y el señor continuó con su camino a casa. Tardó veintitrés minutos en llegar a su parada, otros cinco en llegar hasta su casa, y apenas un instante en convertirse en polilla y adorar a su mujer, porque no había nada más bonito en el mundo que ella.