14 de octubre de 2014

Soñando con volar

Abro los ojos. estoy tumbada boca arriba. Miro a mi alrededor, veo árboles que me esconden de los juguetones rayos de sol que intentan acercarse a mí. También veo un pequeño lago, no muy profundo y de agua cristalina, la mitad está tapada por un techo de roca formando una pequeña cueva. Sobre este techo, muchas veces, se reflejan los destellos que producen los rayos de sol al alcanzan la superficie del agua cristalina ¿Cómo llegué hasta aquí? Me incorporo y comienzo a caminar. Encuentro un senda. Marcada por el ser humano, libre de matojos y otras hierbas. Empiezo a caminar por ella, mientras que observo el cielo. Empiezan a acumularse nubes, lloverá dentro de poco. El camino empieza a subir por una colina. Las nubes se están volviendo grises. Me apresuro y camino hasta lo alto de la colina.
En ese momento comienza a llover. No quiero mojarme, así que, despliego mis alas y comienzo a volar. Me elevo por encima de las nubes, ahora disfruto de nuevo del sol.
Me quedo un rato a esta altura, luego decido volver al suelo. Me dejo caer en picado hasta el suelo, para, en el último momento, remontar levemente y depositarme en el suelo. He vuelto al lugar del principio. Guardo mis alas.
 Y pongo en marcha mis branquias, me sumerjo en el agua y encuentro un túnel subterráneo debajo del agua. Me meto en él. Llego a una estancia, una cueva. Se filtra la luz por algunas fisuras de las rocas permitiéndome ver a la perfección lo que me rodea. Apenas hay ruidos.
Me siento en el suelo y me abstraigo en mis pensamientos.
Después de infinitas horas. Me despierto de mis ensoñaciones y decido volver al exterior. De nuevo, me sumerjo en el agua.
Cuando salgo al exterior, ya es de noche, me recuesto en un lugar mullido, cierro los ojos y me duermo al instante.

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