6 de octubre de 2014

Humanidad

Unos extraterrestres vinieron a la tierra. No actuaron como esperábamos. No venían a dominarnos, no fueron como los que pintan en las películas: conquistadores y superiores. No, ellos eran pacíficos. Eran superiores ya que habían sido capaces de llegar hasta aquí. Pero no destruyeron nada de este planeta.
Algunos humanos viendo que no atacaban a nadie, se aprovecharon de ellos. Otros intentaron aprender de su armonía, su respeto hacia su entorno, su paz.
Poco a poco, los extraterrestres adquirieron de nosotros los rasgos de humanidad positivos. No les interesaba colonizar, no les interesaban los bienes propios, no les interesaba destruir.
Aprendieron a respetar todo cuanto les rodeaba. A sentir afecto por todos los seres vivos, cuidándolos y respetándolos.
Ellos se llevaron lo mejor de aquí. Igual que lo hicieron en otros planetas. Eran una mezcla de todas las costumbres de aquellos planetas que habían visitado. Gracias a ello habían ido perfeccionándose poco a poco.
Algunos humanos los tomaron como ejemplo, ya que fueron conscientes de que, lo que hacían esos seres era bueno. Aprendieron de ellos y acabaron apreciando todo lo que tenían, y cuidaron de todo aquello que les rodeaba.
Al final, los humanos se separaron en dos bloques. Unos prefirieron continuar con su destrucción del planeta, despreciando a los extraterrestres. Y otros, aquellos que aprendieron de sus costumbres, acabaron por irse con ellos, antes de ver la tierra totalmente destruida.
Después de su partida, todo volvió a la normalidad. Nadie volvió a pensar en los extraterrestres.
La tierra siguió su curso hacia la destrucción.


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